El 15 de junio de 1813 en la ciudad de Trujillo el Libertador Simón Bolívar, plasmó el Decreto de Guerra a Muerte. Este manifiesto no fue un capricho del Libertador, fue una respuesta de la represión desatada por los imperialistas españoles, a la caída de la Primera República.
Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Lorenzo Fernández de la Hoz, Francisco Rosete, entre otros sanguinarios realistas, perpetraron numerosos crímenes para amedrentar a la población patriota. Este edicto era para infundir entre las venezolanas/os conciencia patria.
Definitivamente el 26 de noviembre de 1820, en el mismo lugar donde se proclamó el Decreto de Guerra a Muerte (Trujillo), y después de 7 años fue derogado, se firmó el Tratado de Regularización de la Guerra.
Este es el último párrafo del Decreto: españoles y canarios, contado con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela. Americanos contad con la vida, aun cuando seáis culpables. (Prensa Ipasme / Gustavo Tovar Mijares / Foto / Archivo).