República Bolivariana de Venezuela, abril 04 de 2024
Por: Bartolo Hernández (Hochiminh)
En esta nueva etapa del mundo donde todo se movió en sus cimientos funcionales, cual placas tectónicas, producto del efecto pandemia y de otras tácticas usadas como herramientas de guerra.
La pandemia hasta ahora ha sido un enigma que se debate entre las especulaciones, los nuevos experimentos de laboratorio, las operaciones de falsas banderas en confrontaciones de quinta generación y pudiéramos decir al final que todo termina en secretos de Estado; por aquello de fue un error, no era verdad, era necesario su aplicación
Las dinámicas de los países, sociales, económicas, políticas, culturales, educativas, comunicacionales y organizativas, por nombrar algunas, no escapan a este estremecimiento, lo cual obliga a revisar, acoplar y contextualizar políticas, enfoques, métodos, visiones y acciones, que permitan fortalecer, superar, trascender y transformar situaciones heredadas a consecuencias directas de la pandemia, de otras circunstancias, planificadas directas o de coletazos.
En nuestro caso y por mandato constitucional, en la República Bolivariana de Venezuela vamos a nuevas elecciones nacionales; en medio de los efectos múltiples que dejó la pandemia y de un brutal hostigamiento incesante por parte del imperio norteamericano, que lleva más de dos décadas intentando por todos los medios quebrar la voluntad irrenunciable de este pueblo a ser libre y soberano; posición que hemos asumido y defendido la mayoría de los ciudadanos, al costo que sea. Es la decisión inquebrantable de los herederos de nuestros guerreros aborígenes, de Bolívar, de nuestros libertadores, del valiente visionario Chávez y ahora de Nicolás Maduro.
Todos sabemos, incluso la oposición, que vamos a un proceso electoral en condiciones de fuego cerrado contra nuestra Patria; con un bloqueo que cada día se recrudece más en su accionar, impidiendo que adquiramos en los mercados internacionales los insumos tales como: medicinas, alimentos y materia prima para la producción de diferentes rubros, que nos solventan problemas de salud, educación y transporte, entre otros. Bloqueo y medidas unilaterales que se mantienen soterradas, aun cuando en acuerdos se han comprometidos a respetar nuestro soberano derecho de autonomía.
No les ha bastado con sus criminales medidas, sino que también roban descaradamente nuestros activos en el exterior por medio de confiscación de bienes, retención y saqueo con la anuencia cómplice de gobiernos enemigos de nuestro pueblo; tenemos muy fresco las incursiones ilegales de la Exon Mobil, en aguas territoriales de nuestra Guayana Esequiba.
Hoy la Patria nos convoca a dar y ganar esta nueva batalla, en otras condiciones bajo otras circunstancias y lógicamente con mayores exigencias que en otros momentos. Hay que ganar abrumadoramente, sin dejar dudas ni margen del apoyo irrestricto que tiene el pueblo a la revolución y sus instituciones; sin descuidar otras responsabilidades, esa es la tarea primordial. Las armas de combate son el voto, la colina a conquistar son los centros electorales y los enemigo a vencer son la desesperanza, el guarimbeo, la abstención y el llamado voto castigo, en los cuales tiene forjada la oposición su táctica electoral.
Duro será este nuevo combate, hay una realidad inocultable, nuestro proceso ha sido bombardeado en sus bases estructurales, debilitado sus logros y alcances, con mucha mas reciedumbre a partir del 2014; implica esto que la campaña debe ser dirigida con y desde las comunidades, facilitándoseles todas las condiciones logísticas de operatividad, a fin de materializar el protagonismo en el territorio, lugar donde se siente y padecen los efectos directos de la guerra a nuestro proceso y por consiguiente el espacio donde van naciendo y desarrollándose los liderazgos. No olvidemos que el arribismo, la prefabricación e imposición de líderes, le ha hecho y hace mucho daño a una revolución.
Al referirme a lo territorial, no estoy hablando solo del espacio hábitat, debemos ver que la dinámica toda es integral, de tal manera que la fábrica, la oficina, la escuela, el mercado, el batallón, la plaza; todos los espacios de la Patria es el territorio; en el cual hay que diseñar y desarrollar la campaña, esta tiene que ser esencialmente pedagógica, para que pueda convertirse en un proceso de enseñanza; en el campo ideológico y de una nueva cultura para hacer las cosas, hay que seguir la conseja gransciana de pedagogizar la política.
En el campo de la espiritualidad y de la enseñanza que dejan otros procesos, es bueno prestarle mucha atención al legado histórico de otras experiencias.
Es pertinente decir que para conducir nuestra batalla electoral, hemos de acudir a la sabiduría orientadora del pueblo, ese si sabe, insistía Chávez; al gran gladiador vietnamita, el Tío Ho, o Hochiminh, vencedor de los imperios franceses, japoneses y norteamericano, como nuestro faro luminario en el diseño del plan estratégico y táctico; analizar su pensamiento filosófico, la visión del mundo, su legado en la preparación de las batallas, su forma de organizar las fuerzas para el logro de las victorias, entre otros méritos del arte de la confrontación y la guerra.
Hochiminh, se empeñaba en señalar Todo ejército tiene que generar las condiciones para que sus combatientes mantengan la más alta moral ante cualquier adversidad, lo que implica que las fuerzas organizadas que apoyan la revolución bolivariana deben cohesionar sus esfuerzos, acciones y recursos que permitan garantizar el funcionamiento de las unidades de combate que son sus electores.
Estudiemos las condiciones en las cuales se encontraba nuestro pueblo en cada batalla electoral después de 1998, de allí saquemos lecciones tácticas para armar la estrategia que nos lleve a la victoria.
Los principales obstáculos que vamos a encontrar en esta batalla y que el enemigo ha colocado como una derivación de su táctica de guerra son: el desencanto, la mentira, la desesperanza, la desconfianza, las falsas promesas, el espejismo y el discurso del fracaso del socialismo; estos dardos inoculados encuentran su modus operandi en las redes sociales, los medios de comunicación masiva y los espacios públicos concurridos, tales como la paradas de transporte colectivo, mercados, plazas y otros centros de concentración; desde esos espacios que funcionan como base de operaciones saldrán los ataques más feroces en contra de la revolución bolivariana y de nuestro candidato. Sobre estos supuestos debe armarse el qué hacer.
Como es una guerra hibrida se articulan con otros operadores que se encargaran del saboteo a los servicios públicos, profundización de la escasez, especulación, acaparamiento, la dolarización de los artículos de primera necesidad como un ataque frontal a nuestro símbolo monetario ( el Bolívar fuerte y soberano); su punta de lanza serán las redes sociales y los diferentes medios de comunicación, quienes desarrollaran una estrategia de ataque sistemático a las emociones del pueblo elector. Repetimos con insistencia, el enemigo a vencer en lo táctico es la ABSTENCION. En lo estratégico la polarización de la votación opositora.
No nos llamemos a mentiras, va a ser una batalla muy dura, quizás desigual en recursos, donde se van a necesitar todos los aportes, la creatividad e inventiva del pueblo, como sabemos . Los esfuerzos de este combativo pueblo, no será menos, será incalculable las inventiva creadoras de toda nuestra dirigencia en cualquiera de sus niveles estructurales desde donde tenga que operar.
Esta será una contienda de vida o muerte para nuestro proceso revolucionario; o vive la revolución o muere la esperanza de seguir construyendo un mundo mejor. Si triunfar el imperio enterraran a Bolívar y a Chávez, con ellos la Patria y su soberanía, hasta que surja otra intentona libertaria después de no se sabe cuántos años de sacrificios, frustraciones, de muertes físicas, políticas y morales.
Quiero dejar para la reflexión en este primer acercamiento al tema electoral, una cita de otro asiático, Kim Il Sung, quien fuera un combatiente revolucionario y fundador del partido del trabajo en Corea del Norte, al señalar su reconocimiento al papel de las masas y sus líderes locales Aunque las masas populares son las dueñas de la revolución, si no se concientizan y organizan, no pueden cumplir plenamente su papel como tales . De allí que el trabajo revolucionario es más arduo e intenso después de cualquier victoria, más aún, si esta es electoral.