El 11 de abril de 2002 sucedió algo inédito en Venezuela, la Revolución Bolivariana recibía uno de los primeros zarpazos, de los apellidos. Millonarios descontentos y militares fascistas intentaron desconocer un gobierno que había sido electo con el 56.20% de los votos.
Pedro Carmona empresario al servicio de la oligarquía, se instaló en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores y con sus colegas golpistas, que gritaban “libertad, libertad”, (un tipo con voz chillona) destituyo todos los poderes de elección popular, en nombre de un sonriente dictadorcito.
La incapacidad de una oposición arbitraria y torpe, donde se incluyen los medios de comunicación; (radio y televisión) acabaron de poner la torta. Con las expresiones de; “tenemos nuevo presidente”, “militares patriotas”. Ese cuento no se lo tragó la unión cívico-militar.
Los golpistas felones duraron escasas 47 horas, dos días después, el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías volvió a asumir su cargo de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. (Prensa Ipasme / Gustavo Tovar Mijares / Foto / Archivo).