Escrito por: Jimmy López Morillo
Todos los senderos trazados por las mismas manos, despertando conciencias aquella madrugada que todavía mueve nuestros pasos y nos estremece las almas.
Toda esa luz tejiendo amaneceres diferentes, en las miradas de quienes llevan a la Patria en en sus caminares sin resquicios para ventas o entregas a los que codician sus inmensas riquezas.
Todos los sueños traicionados durante largas décadas, conjugándose en loa fusiles tricolores enarbolando la invencible espada bolivariana, en contra de quienes pretenden devolvernos a tiempos coloniales.
Todo el fragor de tantos combates por la vida, de tanta sangre derramada en los caminos, en la búsqueda de las nuevas alboradas, cabalgando a lomos de una corta frase con dimensiones épicas: “Por ahora…”.
Todas las manos acompañando aquellas manos, entrelazándose en la misma gesta liberadora frente al enemigo histórico: el capitalismo depredador de almas y cuerpos, encubriendo sus miserias en disfraces democráticos.
Todas las sienes cobijadas bajo aquellas boinas, rojas como las esperanzas nutridas desde las infancias, desde las juventudes indignadas frente a la injusticia, a la salvaje explotación y el descarado entreguismo de los títeres internos a los genocidas de la Casa Blanca y el Pentágono.
Todas las voces en aquellas voces vestidas de fusiles atizando conciencias; en aquella voz telúrica, que en apenas segundos nos cambió la historia y las vidas de manera irreversible.
Toda esa llamarada encendida aquella madrugada, mostrando los caminos por los cuales habríamos de transitar en adelante (que jamás abandonaremos), enfrentando interminables batallas, ante un imperio negado a ceder terreno en estos pagos, su “patio trasero” según sus concepciones colonialistas.
Todos los sueños en los sueños de soldadas y soldados que en aquella madrugada, tan cercana a pesar de los 30 años de distancia, alimentaron despertares.
Todos los truenos en un solo trueno: el del 19 de abril, el del 5 de julio, el de 1812 en aquella proclama irrebatible, “¡Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca!”; el del 24 de junio, el del 23 de enero dando paso a traiciones; todos en ese relámpago del 4 de febrero.
Todos los fuegos en un mismo fuego que jamás ha de extinguirse. Todos los nombres: Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Antonio José de Sucre, Pedro Camejo, Manuelita Sáenz, Luisa Cáceres de Arismendi, Juana La Avanzadora, Ezequiel Zamora, Fabricio Ojeda, Livia Gouverner, Argimiro Gabaldón, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Alí Primera, David Nieves…; cientos, miles de nombres, entretejido sen uno solo, Hugo Chávez Frías.
Todos los combates, todos los caminos, todos los sueños, todas las esperanzas, toda la resistencia, toda la sangre, todos los fusiles, todos los cantos, todas las alboradas, toda el agua recogida en las tinajas, todas las hijas, todos los hijos, los padres y las madres sobre la misma patria, nuestra amada Venezuela, acrisolados desde hace tres décadas en la misma llamarada, que jamás dejará de iluminarnos.